viernes, 26 de marzo de 2010

TODO DEPENDE DE TI....

Tras la muerte de su marido, Celinda se hundió en una fuerte depresión. Quedaba al cuidado de tres hijos pequeños y nunca había trabajado, por lo que su situación económica estaba también al límite. Sin embargo, a las pocas semanas, decidió que tenía que hacerse fuerte y ponerse el frente de la familia. Aunque nunca había trabajado, Celinda había estudiado patronaje industrial, así que decidió empezar a trabajar en su casa confeccionando vestidos de novia y vestidos para fiestas. Primero una prima que se iba a casar le encargó su vestido, después unos vecinos, y así, poco a poco, se fue dando a conocer. Sus vestidos estaban muy bien hechos y a un precio realmente competitivo. Un año más tarde se compró una casa más grande en la que pudo crear un pequeño taller, con otras dos personas que la ayudaban. Tres años más tarde tenía un taller de mil metros cuadrados y trabajaban para ella 23 personas.
Historia 2

Pedro fue despedido de su trabajo cuando tenía 56 años, después de 35 años en la misma empresa y de tres infartos. Su trabajo era de mucha responsabilidad. Con esa edad pensó que nuca más iba a ser contratado. Como sus hijos eran mayores y su mujer había muerto hacía unos años, decidió vender su casa en la ciudad y volver al pueblo en el que había nacido. Allí redescubrió la vida en el campo de su infancia, una forma de vida natural basada en la tranquilidad. Volvió a cultivar la huerta que había visto sembrar a su abuelo, volvió a jugar a las cartas en la taberna del pueblo, comenzó a dar largos paseos por los montes cercanos. Pedro volvió a ser feliz.
Historia 3

Ismael perdió las dos piernas en un accidente de tráfico. Tras su recuperación no pudo volver al mismo trabajo de policía municipal, un trabajo que le gustaba mucho. Entonces se decidió a estudiar informática y programación de páginas web.

En la vida hay cosas que puedes cambiar y otras cosas que no puedes cambiar. Hay cosas que depende de ti y otras que no dependen de ti. Aprende a aceptar aquello que no puedes cambiar, no ciegamente, sino con pleno conocimiento. Cuanto más aceptes que hay determinadas cosas que no dependen de ti y que no puedes cambiar, más fácil será encontrar opciones diferentes. Para cambiar algo, primero tienes que aceptar la realidad. No puedes luchar contra una enfermedad si primero no aceptas que tienes esa enfermedad. No puedes resolver un problema, si primero no aceptas que tienes un problema. No puedes cubrir una pérdida si primero no reconoces que la has tenido.

Celinda no podía superar la muerte de su pareja si primero no aceptaba que había muerto. Pedro no podía luchar contra el desempleo si primero no aceptaba la realidad social en la que vivía y sus valores más profundos, que eran vivir con tranquilidad. Ismael no podía rehacer su vida si primero no aceptaba que había perdido sus dos piernas.

Aunque hay muchas cosas que no dependen de ti y que no puedes cambiar, sí que puedes cambiar tu relación con esas cosas. Cómo te sientes, depende de ti. Cómo reaccionas, depende de ti. Cómo buscas una alternativa, depende de ti.

No hay ninguna pérdida en la que no encontremos algo positivo. Todas las pérdidas son dolorosas. Pero todas las pérdidas nos obligan a cambiar. Si no aceptamos la pérdida, el cambio será negativo, nos bloqueará. Si por el contrario somos conscientes de la realidad, si aceptamos la pérdida, el cambio sólo puede ser positivo, porque nos exigirá buscar algo mejor. Las pérdidas nos sacan de la comodidad, nos fuerzan a salir del terreno conocido.

Fuente:ricardoros

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